miércoles, 16 de enero de 2013

No son recortes, es lucha de clases

Álvaro Cremades, miembro del CC de los CJC

El canallesco gobierno de los monopolios, puesto hoy en las manos del Partido Popular, intensifica su labor de zapa contra los exiguos y ya mermados derechos que la clase obrera había arrebatado a la oligarquía española a través de la lucha. No obstante, ejemplos como el de la Huelga General convocada el pasado 14 de noviembre ponen de relieve que la resignación no será nunca una opción ante tan aciago panorama, y que oportunidades como esta, en las que las contradicciones entre las fuerzas del capital y las fuerzas del trabajo se hacen mas visibles, ofrecen amplias y valiosas perspectivas para la Juventud Comunista, pues tal y como afirmaba Lenin, ''sólo la lucha educa a la clase explotada, sólo la lucha le descubre la magnitud de su fuerza, amplia su horizonte, eleva su capacidad, aclara su inteligencia y forja su voluntad''. Pero como no podía ser de otra forma, las organizaciones del reformismo y el oportunismo tratan de confundir a la clase obrera y a la juventud de extracción popular a través de todo tipo de juegos de manos para hacerla luchar por intereses que no son los suyos propios, mediante un programa que también le es ajeno.

Pongamos un ejemplo. Lo que actualmente se conoce como lucha contra los recortes no es mas que una expresión esencialmente primaria del rechazo de la clase obrera y los sectores populares al continuado empeoramiento de sus condiciones de vida y trabajo. Como es natural, una ofensiva de tal magnitud como la que desata hoy la oligarquía obtiene una respuesta inmediata, que de forma espontánea se sitúa dentro del terreno del mero reformismo, cuyas propuestas no transcienden en ningún caso la propuesta involutiva de retrotraer el desarrollo del capitalismo a las condiciones de hace una década. Esa lógica lampedusiana, que aspira a ''cambiar todo para que todo siga como está'', excluye mediante todo tipo de razonamientos cualquier consideración que sitúe a la clase obrera como sujeto histórico, apelando a diferentes formulaciones que conducen sin ambages a sepultar a ésta con vida en el cieno de la ideología burguesa.

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