sábado, 9 de febrero de 2013

La corrupción es necesaria


Comprendo que sorprenda la tajante afirmación contenida en el título, y sobre todo que sea rechazada. Pero es cierta, tanto para la economía mercantil precapitalista como para la capitalista. Todo depende de dos aclaraciones previas: qué entendamos por necesidad y qué criterio ético utilicemos.
Lo necesario es lo imprescindible para que un proceso siga desarrollándose. Cuando el mercado fue imponiéndose al trueque y a la reciprocidad, la corrupción apareció como el medio más rápido de enriquecimiento. Hace casi 4000 años Hammurabi dictó duras represiones contra los corruptos. Tales de Mileto, siglos –VII y –VI, era corrupto porque abusaba de sus conocimientos para enriquecerse con la ignorancia popular. En la Grecia clásica se condenaba a quienes se vendían al tentador «oro persa». Catón el Viejo y Séneca denunciaron la corrupción romana. Múltiples herejes fueron quemados por luchar contra la podredumbre y la simonía vaticana. Sin embargo, en las sociedades precapitalistas el fraude, la corrupción, el nepotismo, no eran vistos como «delitos económicos» sino como negaciones de la virtud aristotélica y como pecados judeo-cristianos.

La doble moral burguesa mantendrá esta visión pero integrada dentro de la ética del máximo beneficio individual en el menor tiempo posible, expresada en la frase «el tiempo es oro» de B. Franklin. Un ejemplo de la efectividad de la doble moral lo tenemos en las relaciones entre la mafia y la economía italiana, y en general en las relaciones entre el narcocapitalismo y la financierización, sin entrar en detalles sobre los más de 300 políticos españoles investigados por corrupción, o ese 25% de diputados brasileños también investigados, o ese 30% de policías corruptos de Acapulco, y un inagotable etcétera. En los capitalismos que no tienen la base cultural occidental, su axiología greco-romana y judeo-cristiana, el japonés por ejemplo, es la lógica mercantil la que legitima el control represivo de la corrupción estructural centralizada en la Yakuza. De igual modo, en las sociedades que fracasaron en su tránsito al socialismo y en las que juega un papel importante la corrupción, es la ideología mercantilista e individualista rediviva, nunca erradicada por la pervivencia de la ley del valor-trabajo en esas transiciones derrotadas, la que ahora vuelve a justificar el renacimiento de la nueva burguesía. De cualquier modo, no tenemos espacio para analizar ahora esta crucial experiencia histórica, tremendamente rica en lecciones.

Artículo completo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=163547

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