Más allá de las exigencias de una precaria coyuntura económica, los recortes defendidos por Cameron entrañan una filosofía que concibe el apoyo a los sectores más débiles como un lastre para la recuperación.
La reforma del Estado de bienestar es una decisión “justa” para incentivar el empleo, reducir la dependencia del Estado de quienes “deberían regresar al mercado laboral” y “ayudar a quienes realmente lo necesitan”, argumentaban en una tribuna conjunta publicada hoy en la prensa los ministros de Economía, George Osborne, y de Trabajo y Empleo, Iain Duncan Smith.
El artículo de dos de los pesos pesados del Gabinete aparecía como una respuesta a la oleada de protestas que en las últimas semanas han tomado las calles de numerosas ciudades del Reino Unido, y que el pasado fin de semana recibió el apoyo de cuatro confesiones protestantes, incluida la influyente Iglesia Reformada de Escocia, en su crítica a “la manipulación [de los conservadores] para perpetuar los mitos de la pobreza y justificar los recortes sociales”.
El Gobierno quiere incentivar que busquen empleo muchos subsidiados
No sólo los más pobres sino también las sufridas clases medias verán reducido su poder adquisitivo a causa de la merma de las ayudas sociales, denuncia la oposición laborista, en su esfuerzo por caracterizar al gobierno de coalición que integran conservadores y liberaldemócratas como representante de los intereses de los más pudientes. Los presupuestos presentados a mediados de marzo contemplan una rebaja de los impuestos a ese sector, con una reducción adicional de las cargas fiscales a las rentas más altas que pagan un tipo de hasta el 50%.
Mientras Duncan Smith alega que el Gobierno no pretende revertir el sistema de asistencia pública vigente en el último medio siglo, sino únicamente “gestionar” su insostenible crecimiento, muchas familias británicas se preparan para el escenario más negro. Aquel que, en los casos más extremos, apenas les reporta una ayuda de 53 libras semanales (62 euros).
Una ola de marchas de protesta ha recorrido el país en las últimas semanas
Entre el conjunto de medidas que han entrado en vigor este mes de abril ha provocado especial contestación el llamado “impuesto del dormitorio”, que gravará a los residentes de una vivienda social si una de sus habitaciones está libre. Tal es el escrutinio al que se sienten sometidos los receptores de la asistencia del Estado británico de hoy.
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