jueves, 17 de enero de 2013

Una seguridad muy alta y cara

La seguridad de las instalaciones gasísticas y petrolíferas tiene una relevancia estratégica, y más en Argelia, cuya economía depende del sector de los hidrocarburos —representa entre el 40% y el 45% del PIB— y supone el 98% de sus exportaciones, según el FMI. Por eso el grado de protección de las plantas como la de In Amenas es muy alto. “Y aumentó aún más tras la guerra de Libia, cuando hubo que evacuar de manera urgente a todo el personal expatriado de las compañías internacionales. Argelia siempre ha sido una zona de alto riesgo, pero este ataque ha sido tremendo”, explica Vicente de la Cruz, director de la empresa de seguridad privada Avizor Group, con experiencia en protección de este tipo de instalaciones en el extranjero.

En el confuso incidente participaron al menos 60 terroristas, “probablemente con fusiles de asalto, ametralladoras ligeras, lanzagranadas y granadas de mano”, estima De la Cruz. “Es decir, todo el material que circula por la zona desde la guerra de Libia y es fácil de transportar”.

El Ejército es el encargado de proteger estas instalaciones junto con empresas privadas —“en Argelia normalmente son francesas o británicas”, precisa De la Cruz— que se tienen que coordinar con los militares. “El Ejército del país desempeña un papel muy importante, sobre todo en la vigilancia perimetral y en los desplazamientos. Esa zona externa, con garitas de vigilancia, se suele proteger con personal armado con fusiles de asalto como freno a un primer ataque, pero luego normalmente se instala armamento pesado, como ametralladoras, en una unidad militar acantonada”, relata De la Cruz.

Las multinacionales proporcionan a sus empleados expatriados formación para saber qué hacer en caso de evacuación de la planta, de secuestro o de otras contingencias, informa la noruega Statoil, que opera la planta atacada con la británica BP y la argelina Sonatrach.

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