Condiciones laborales. Son prácticamente de esclavitud. Por poner un ejemplo, un armador decidió que la jornada laboral debía ser de 105 horas semanales. ¿Cómo llegó a esa conclusión? Muy sencillo: probó a poner 100 horas, y la tripulación no protestó; lo subió a 105, y nadie se quejó; cuando llegó a 110, hubo un motín. Sencillo y sin burocracia. Salvando las distancias, no es muy diferente de como funciona en tierra firme. Por supuesto, en el mar no hay sindicatos, ni derecho a huelga, ni atención sanitaria, ni ninguno de esos lujos que antes se llamaban derechos.
La falta de seguridad es un grave problema [1], el trabajo infantil es habitual (no en Europa, es verdad)[1], y la igualdad de género es un concepto que la gente del mar se troncha sólo con mencionarlo.
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